El presidente de la Nación se encuentra acompañado por un equipo de siete funcionarios, en el que también figura su hermana Karina Milei. Momentos después de finalizar la ceremonia, se reunirá con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
El Vaticano continúa siendo el epicentro de un evento histórico que reúne a líderes de todo el mundo para despedir al papa Francisco, fallecido recientemente.
La ceremonia, cargada de solemnidad y emoción, se llevó a cabo frente al atrio de la Basílica de San Pedro, donde miles de fieles y representantes oficiales se congregaron para rendir homenaje al pontífice argentino.
Entre los asistentes destacados se encontraba el presidente de Argentina, Javier Milei, quien ocupó un lugar privilegiado en la primera fila junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. La disposición protocolar reflejó la importancia de las nacionalidades que marcaron la vida de Francisco: Argentina, su país natal, e Italia, la tierra de su ascendencia y sede de su pontificado.
La delegación oficial argentina, encabezada por Milei, partió del hotel vestida de riguroso luto, en cumplimiento del protocolo establecido por el Vaticano para la ocasión. La misa exequial comenzó a las 10:00 (hora local) y constituyó el último rito antes de la inhumación de los restos del Papa.
Javier Milei encabeza la delegación argentina, acompañado por su hermana Karina; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vocero presidencial, Manuel Adorni; el canciller, Gerardo Werthein; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; la ministra de Desarrollo Humano, Sandra Pettovello, y el secretario de Culto, Nahuel Sotelo.
Según su voluntad expresada en vida, los restos de Francisco serán trasladados a la Basílica de Santa María Maggiore, ubicada frente a la embajada argentina en Roma, donde descansarán de manera definitiva. Este gesto simboliza el vínculo que el pontífice mantuvo siempre con su patria y con la Virgen María, a quien profesó una profunda devoción.
Detrás de Milei y Meloni, en la segunda fila, se ubicaron destacados miembros de las casas reales, entre ellos el rey Felipe VI y la reina consorte Letizia de España, junto a los reyes de Bélgica, los grandes duques de Luxemburgo y el príncipe Guillermo, en representación del Reino Unido. En la tercera fila se encontraban otros jefes de Estado y delegaciones internacionales que viajaron especialmente a Roma para despedir al Santo Pontífice.