Toro había llegado a Punta del Este para trabajar por la temporada de verano en un local gastronómico. En la mañana del 1° de enero, cerca de las 7, se encontraba en la playa con un grupo de amigos, luego de compartir los festejos de Año Nuevo. Dos de sus amigas, informaron desde la Prefectura de Maldonado, ingresaron al mar en Los Dedos donde, por la presencia de piedras y de corrientes de retorno, está prohibido bañarse.
Una de ellas logró salir por sus propios medios, pero la otra no, por lo que dos jóvenes –uno de ellos fue Toro– entraron al mar para intentar ayudarla. Por el horario, todavía no había guardavidas en la playa.
Personal de la Prefectura que se encontraba en la zona realizando un operativo especial de seguridad por las celebraciones de fin de año acudió al lugar al recibir un llamado de pedido de asistencia e inició el operativo de rescate.
“Cuando llegamos había una muchacha y dos chicos en el agua. Pudimos ayudar a sacar a la muchacha y a un masculino, pero hubo uno que no logramos rescatar”, contó Sebastián Sorribas, subprefecto del Puerto de Maldonado.
Desde entonces, el bahiense era buscado mediante un operativo del que participaron embarcaciones, guardavidas y buzos.
Este mediodía, si no fuera por la presencia de un grupo de tres prefectos junto a la casilla de guardavidas, el día de playa parecía normal. La Olla estaba repleta de sombrillas, y los turistas salían y entraban al mar, disfrutando uno de los primeros días soleados de la temporada. Incluso, la escuela de surf seguía funcionando, con decenas de alumnos y profesores en el agua.
Pero a unos 100 metros de la orilla, a mitad de distancia entre la playa y la Isla de Lobos, un grupo de guardavidas todavía sostenía el cuerpo de Franco Toro a la espera de la llegada del barco que lo sacaría del mar. Recién con el arribo del primer canal de noticias local, los turistas empezaron a aglutinarse alarmados alrededor de las cámaras.
“Estamos esperando otra moto y que llegue el barco de Prefectura”, contó el guardavidas Bruno Reyes agitado, tras salir del agua con traje de neoprene y patas de rana.
Voceros de la Prefectura afirmaron que, hasta que se haga el reconocimiento del cuerpo, no se puede confirmar ciento por ciento que se trate de Toro, pero admitieron que es la única persona desaparecida en el mar de la que se tenga registro.
“Un grupo de guardavidas lo habrían reconocido a 1500 metros de la costa, en la zona de La Olla. Ahora está procediendo la Prefectura a ir a buscar el cuerpo, a entregárselo a la fiscalía para que el Instituto Técnico Forense haga su trabajo, tratar de identificar que sea el cuerpo que se está buscando. En caso que sea, se llamaría a los familiares para hacer el reconocimiento final y la entrega del mismo”, agregaron los voceros consultados.
Ya el jueves por la noche, las esperanzas de hallarlo con vida se desvanecieron. “Cambia, lamentablemente, y con todo el respeto que esto merece, cambia lo que estoy buscando: empiezo a buscar un cuerpo sin vida”, expresó en una conferencia de prensa el subprefecto Sebastián Sorribas.
Toro trabajaba junto a su novia en la pizzería La Taberna desde diciembre. Él, como mozo, y ella, en la cocina. Pero ambos les mencionaban a sus compañeros que el empleo era temporario.
“Querían abrir una casa de tatuajes. Los dos tatúan y se habían traído todo el equipo para hacerlo acá. Pero mientras, para hacer plata, trabajaban acá”, dijo a LA NACIÓN un empleado del lugar, que prefirió resguardar su identidad.
No pudo ser. Toro desapareció en un sitio complicado. “Está señalizada la zona de piedras. Es muy peligrosa, por eso está prohibido meterse ahí. Hay corriente de retorno casi todos los días”, detalló Wilson Marin, guardavidas de la playa Los Dedos. “Por temporada, acá hay 50 rescates. Eso es bastante. Es una playa complicada”, agregó.
“El guardavidas Diego González lo encontró, estuvo buscándolo con la moto de agua durante cuatro días seguidos. Nosotros le decíamos que dejara de buscarlo, pero él estaba convencido de que iba a aparecer acá. El rastrilló horas y horas, días y días. Hoy estaba él solo buscando con la moto de agua y lo vio a eso de las 12.30. Pidió ayuda, yo fui para asistirlo con la tabla porque trabajamos en colaboración. Fui y vi que estaba todo controlado y volví”, contó Juan Malek, director de la escuela de surf de La Olla.
“Diego está como hace 30 años acá. Esta es una de las bahías más peligrosas de Punta del Este, con más rescates. Y él ha ayudado en muchos. Ayer habló con la madre de Franco y le dijo que él lo iba a encontrar”, sumó Malek.
Desde hace dos días y medio que las tareas acuáticas de rastrillaje de la Prefectura están funcionando de manera parcial, debido al fuerte oleaje, según informó hoy temprano.
“Diego está desde las 9 en el mar buscándolo. Tuvo una intuición que estaba en esta zona. Cuando nos avisó, salimos a ayudar a atarlo. Tuvimos el inconveniente de que la moto de agua se rompió. Están gigantes las olas”, añadió Jonathan, un guardavidas que ayudó a González.